Cada noche hacia las diez, cuando el Sol ya se ha puesto en la ciudad capital interior del continente de Rising, en la Taberna del Yunque Rojo, regentada por el Vulcano Flint, es costumbre celebrar la «hora del cuento»: un pequeño concurso de hasta tres participantes máximo, donde los clientes cuentan leyendas o aventuras cortas vividas más o menos emocionantes. El dia siguiente se dedice de las tres historias la mejor y se da una recompensa de diez Durgans Dorados.
Bien, aquí os presentamos al primer participante y ganador de la primera historia:
El Tyrlin Sombrío Brezzriel.
Cuenta un viejo proverbio en rissing que hubo, en la Edad de la Conquista, un gran guerrero terrano que no tenia simpar entre sus congeneres en todo el Imperio Igneo.
Este Guerrero Terrano se hacia llamar Gireo, “La hoja del volcán”, y portaba una espada de igual nombre que, según cuentan los sabios, encontró a los pies de un volcán de una tierra desconocida, y que jamas nadie volvio a horadar la tierra con sus huellas.
Este Guerrero peleó con bravura en un sinfín de batallas, con innumerables enemigos y a cada cual mas poderoso que el anterior, hasta erigirse como una leyenda viva entre todos los terranos del Imperio.
Pero llegó un dia, vagando por un bosque de belleza inconmensurable, se paró en su camino a descansar tumbado en un viejo arbol a contemplar tamaño espectáculo y aprovechar para que descansaran sus huesos entumecidos, cayó presa de un sueño profundo como jamás habia tenido, sin sueños, pero igualmente reparador.
Pasaron las horas, y al dia siguió a la noche, y esta a su vez al dia de nuevo, y Gireo despertó con su fuerza y vigor renovados, pero nada mas despejarse del dulce sopor al que se habia visto relegado, el sentimiento de peligro se clavó en él como un oscuro puñal.
Su querida espada, “La hoja del volcán” habia desaparecido.
Loco de furia y desesperación, arrancó con sus propias manos hectáreas y hectáreas de hierbas, nenúfares, plantas y flores por igual, sin repararse en que toda la belleza que habia contemplado hasta el momento, estaba siendo destruida por su furia y oido.
Al ver lo que habia hecho, se sintió tan destrozado que le fue imposible soportar semejante desdicha y, llorando como un niño e incapaz de caminar erguido como antaño lo hacía, se arrastró encorvado hasta el confin del mundo, como si el peso de su alma y su angustia fueran una pesada los imposible de sobrellevar.
Pasaron los años y el heroe de Rissin se desvaneció en el tiempo, igual que un castillo de arena cubierto por las olas del mar al subir la marea. Nadie le recordaba, nadie sabia ya de sus gestas, y aquel hombre pasó de ser un heroe a un borracho balbuceante, que vendia sus musculos y sus historias por cuatro cobres, convirtiéndose en el Hazmerreír de su estirpe.
Hasta que llegó el dia en que, fruto de la casualidad, los Dioses le brindaron la oportunidad de redimirse; escuchó una vieja leyenda contada por dos viejos y sabios evocadores, en el cual hablaban de un volcán junto a un jardín, donde si te adentrabas en él, se podia conseguir todo lo que desearas o perderlo todo, dependiendo de lo humilde o arrogante que fuera quien lo encontrara. Porque su ubicación era un misterio; se oían rumores desde todos los confines del mundo conocido, e incluso los mas atrevidos exploradores de tierras lejanas contaban que alguien, en su lengua ancestral, habia hablado tambien sobre la misma historia.
Gireo, sin pensarlo dos veces, resurgió de si mismo para ir en pos de su mas preciado tesoro, embarcándose en mil y una aventuras, desafiando a todos los desafios, por difíciles que fueran, ya fuera por los bosques, mares y océanos, o desiertos, de todo el ancho mundo conocido. Fue mas lejos aun, internándose donde nunca antes nadie habia alcanzado a ver con sus ojos, encontrando parajes imposibles y criaturas maravillosas. Lucho codo con codo con bestias inconmensurables, y durante años sus gestas volvieron a hacerle célebre, pero esta vez haciendolo llamar Gireo “El Ave Fénix”; habia renacido de nuevo, pero seguia sintiéndose incompleto sin su Espada.
Hasta que un dia, sin apenas darse cuenta, volvió a jardín de bellos nenúfares y flores de suave fragancia que yacía junto al volcán, ese mismo volcán donde hacia casi una eternidad habia encontrado la Mítica Espada. Entonces lo comprendió todo; era su humildad y sus ansias de grandeza, de ser un Heroe, quien le habia brindado “La Espada del Volcán” y su arrogancia y prepotencia fue quien se la arrebató. Pero lo mas importante de todo, la lección mas sabia que fue capaz de aprender, fue cuando descubrió que era igual de poderoso, y que habia descubierto infinidad de lugares, y vivido infinidad de aventuras, sin precisar de mas armas que su valentía, su arrojo, y sus ganas de vivir.
¡Felicidades por la historia y gracias por la participación!